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"El Trieb, yo diría, cum grano salis: la deriva, es un verdadero montaje donde lo que es de fuente “orgánica” sólo aparece retomado, incorporado, en una estructura. Es el punto eminente que hay que poner de relieve en relación con este término.
Es aquí, más que nunca, donde la susodicha estructura exige una topología precisa en la cual puedan distinguirse y articularse la demanda y el deseo más allá de la necesidad.
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Cuando se lee, escrito por la pluma de un hombre como Gide, que estaba lo suficientemente advertido de estos problemas, que Freud es un imbécil de genio, uno se ve obligado a decir que Gide sólo conoció de Freud a intérpretes que eran, ellos sí, imbéciles, pero sin genio. Ahora, las Letras saben a qué atenerse. Y este es quizás todo el sentido –en todo caso el sentido más seguro– en que adquiere sus derechos el uso de la palabra estructuralismo.
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